lunes, 5 de septiembre de 2011

La identidad inhabitable


La última película de Almodovar no es sólo una cinta de terror inquietante casi filosófico, es también un cofre lleno de secretos, un continente lleno de contenidos, tan barroca en sus temas como austera en sus formas. Nos enfrentamos probablemente a la obra más acabada y estudiada del director manchego atravesada por cientos de referencias y reflexiones que van desde la reivindicación de la nueva carne hasta la última revisión de Vértigo de Hitchcock.



Los que todavía no hayáis visto la película, por favor, no sigáis leyendo, lo que me dispongo a hacer es destripar las conexiones y simbolismos que sus imágenes encierran con el objetivo de exprimir todo el significado de una obra ambigua, rica en matices e interpretaciones que se funde con el cine de su tiempo regalando un título más a la postmodernidad cinematográfica.



Dimensión plástica de la piel



En primer lugar me centraré en el aspecto más plástico de la película. Hay un tratamiento hedonísta de la piel, la piel no es solo carne sino revestimiento erótico. Eso lo observamos en las escenas en las que Roberto contempla la piel de Vera a través de las cámaras. Si, está contemplando su obra pero con un placer voyeurístico, con una mirada lasciva, la piel es un lienzo lleno de connotaciones, en este caso de connotaciones del pasado, sabemos que esa piel le resulta placentera porque le recuerda a su esposa muerta. En este sentido la piel adquiere el mismo simbolismo que tenía en Vértigo el pelo rubio y la ropa con la que Scott pretendía hacer vestir a Judy para que se pareciera el máximo posible a Madeleine, la piel se convierte en un objeto de deseo en sí mismo, en un fetiche.



La piel nos remite al físico, al placer, a la sensualidad, a la estimulación de los sentidos. De hecho no por casualidad la casa en la que vive el cirujano está plagada de Venus de Urbinos y cuadros Renacentistas dónde la carne femenina se expone de manera expresamente pensada para incitar al deseo masculino. La piel que fabrica el cirujano cumple la misma función que estos cuadros, una función creativa, por supuesto, pero también una función sexual.



Dimensión creativa de la piel



Es indudable también que hay una especial referencia al proceso creativo. En este sentido la meticulosidad de Roberto extendiendo los fragmentos de piel artificial sobre el cuerpo de Vera se equipara al trabajo artesanal que Vicente realizaba con fragmentos de telas en la tienda en la que trabajaba antes de ser raptado por Roberto. La tela y la piel, la tijera y el bisturí hay toda una metáfora del mundo de la creación plástica y manual que une a ambos personajes. Lo que es indudable es que el trabajo que realiza Roberto con Vera es un trabajo de creación artística y la relación que tienen es la de un Pigmalión enamorado de su escultura soñada. Aquí entra la trama de la nueva carne o la trama Frankisteniana que haría las delicias del Zizek de Lacrimae Rerum.

La nueva carne es un concepto del cine contemporáneo que hace referencia sobre todo a la obra cinematográfica de Cronenberg, a la obra literaria de Borroughs y a algunos filósofos como Artaud que ya hablaban del cuerpo sin órganos, se refiere fundamentalmente a mutaciones más o menos perversas, hibridaciones entre el cuerpo humano y la tecnología pero todo teñido de una óptica lasciva, deliberadamente carnal y explícita (Videodrome, Crash)... La película de Almodovar se situaría a medio camino entre la temática de la nueva carne y la temática del fantasma, las muertas que regresan otros de los puntos álgidos del cine postmoderno ( Mulholand Drive, Memento, Orígen, Shutter Island) Roberto decide rebautizar a Vicente como Vera una vez ya casi ha concluido su experimento, su obra, Vera en italiano quiere decir verdadera. Es como si al darle ese nombre la obra dejase de ser un objeto dependiente de él y pasase a ser un sujeto propio entero, completo y real. En la media en que ese sujeto real, creado para incitar el deseo de su propio creador, empieza a mantener relaciones sexuales con su propio creador la monstruosidad, sobre todo si tenemos en cuenta quien es en realidad Vera, es tal que podemos hablar de cine de la nueva carne. Sin embargo también hay una trama fantasmal porque al llamarla verdadera es como si quisiera borrar a su mujer y sustituirla por el fantasma, por la creación , por la obra acabada. Es como si todo el proceso creativo no hubiera sido más que la construcción del escenario para una segunda oportunidad, del mismo modo que hace Scott en su deseo de convertir a Judy en Madeleine para ser capaz de salvarla esta segunda vez.



También hay cierta intención de hablar de la venganza de la obra terminada, es a partir del momento en que Roberto le dice a Vera que ya se puede dar por terminada cuando Vera parece adquirir personalidad y vida propia y hacerse con el control de la situación, es entonces cuando la obra controla a su autor y el autor se muestra frágil, ingenuo e indefenso ante las intenciones de la obra. Lo observamos especialmente en este diálogo:



Vera: ¿ya me puedo dar por acabada?

Roberto: Si, y puedes presumir de tener la mejor piel del mundo.

Vera: ¿y ahora qué?

Roberto: No sé.

Vera: Ahora a vivir. A Convivir.

Roberto:¿Cómo?

Vera: Como hace todo el mundo



De esta convivencia imposible entre el autor y su obra nacerá la tragedia absoluta del autor.



Dimensión filosófica de la piel



Hay un momento para mí crucial en la película que es cuando Vera está viendo en tv un canal sobre yoga allí la profesora dice Existe un lugar que está en vuestro interior y que nadie puede desrozar. Ese lugar es la identidad. Acontinuación prosigue: no confundir la forma con el fondo En la cinta no queda claro si fondo y forma se sustituyen o se complementan y en esa decisión está condensado todo el sustrato filosófico de la película. ¿Qué es la identidad? ¿Existe una identidad al margen de la forma o la forma acaba determinando la identidad? El director parece querer dejarnos esa pregunta abierta deliberadamente. Al final cuando Vera mata a Roberto y a Marilia no sabemos si ha tomado esa decisión desde que ve el vídeo de yoga o si ha sido fruto de un arrebato al haber visto de nuevo la foto de su antiguo yo. Parece una nimiedad pero la diferencia es notable. Si Vera lo tiene todo planeado: seducir a Roberto, ganarse su confianza etc entonces la identidad es totalmente independiente al cuerpo, la piel sólo es una máscara, una cáscara en la que podemos habitar, pero que no nos condiciona. Por el contrario, Si Vera llega a amar a Roberto y lo mata al ver la foto quiere decir que dentro de su cuerpo han estado luchando las dos identidades: la antigua y la nueva, quiere decir que la piel no es solo un envoltorio sino que es un elemento que nos construye que nos habita y nos determina. Pero vayamos por partes.



Al inicio del filme tenemos una conferencia en la que Roberto dice El rostro nos identifica. Esta afirmación equivale a decir que la piel es = a la identidad, fondo=forma. Sin embargo a su vez el suicidio de Gal se explica como una des-identificación con la propia piel quemada, su identidad era de una manera, estaba bien pero al ver su piel quemada en el reflejo es cuando se produce la des-identificación y el rechazo, ella no se reconoce en la imagen que ve de sí misma y por eso se suicida. Por su parte Vera también comete varias tentativas de suicidio precisamente a consecuencia de esta des-identificación absoluta. En la conferencia Roberto prosigue Las víctimas de un incendio necesitan tener un rostro, aunque sea el de un muerto. De esto se deriva que para el personaje de Roberto es preferible tener la identidad de otro (el rostro de otro, de un muerto en este caso) a no tener identidad ( a no tener rostro). En su sueño romántico de reconstruir un rostro hay no obstante el sueño frustrado de toda la humanidad: el de devolver la vida a los muertos. Aquí es dónde esclosiona todo el barroquismo de la película y dónde se manifiesta toda la belleza del film y todo su potencial siniestro. Para Eugenio Trías (Lo bello y lo siniestro) ambos conceptos están estrechamente ligados en Vértigo de Hitchcock, film que se encuentra en la base de la película de Almodovar. En la conducta de Roberto se mezcla la monstruosidad siniestra de un psicópata con la grandiosidad del genio capaz de crear belleza, la labor del artista, el amor del loco. En palabras de Rilke lo bello es el comienzo de lo terrible que todavía podemos soportar. De esta conjugación entre lo bello y lo terrible nacería lo siniestro, género profundamente anclado al romanticismo que domina el tono de toda la película de Almodóvar.



Pero a pesar de todos sus intentos, al final de la película Vera no resulta ser más que una piel, superficialidad, epidermis pura y se acaba reivindicando como Vicente, eso se desprende de la escena final en la que acude a la tienda dónde trabajaba para decirle a su madre y a Cristina quién se esconde tras una apariencia femenina. Roberto no ha sido capaz de llegar a lo de dentro, su labor científica ha fracasado, puede cambiar el material del que está hecho lo externo pero su bisturí no puede llegar a la dimensión oscura del interior.



Ahora bien ¿se siente incómodo Vicente dentro de un cuerpo femenino? No lo parece ¿no es cierto? Acude a la tienda en la que trabajaba ataviada con un vestido de flores para decir que ella es en realidad Vicente. Otra posible teoría que se maneja es que Vicente fuera en realidad homosexual, bisexual o transexual: el trabajo delicado con las telas en la tienda de ropa de su madre, esa insistencia constante en querer marcharse del pueblo, el uso recurrente de pastillas para ponerse a tono, utiliza esas pastillas como afrodisíaco para acostarse con chicas, o por ejemplo cuando Cristina insinúa que en realidad se muere de ganas de ponerse él mismo el vestido. De todo ello se desprende que Vicente no era una persona muy feliz, o al menos que no estaba muy a gusto en su propia piel. Lo que parece querer decirnos Pedro es que Vicente puede seguir siendo Vicente desde la piel de Vera. Por lo que la tesis que parece defender la película es la existencia de tres esferas: lo que uno es, lo que a uno le gusta y el cuerpo que uno tiene...



En este sentido bajo mi punto de vista la tesis de Almodovar apunta más a que existe cierta conexión entre la piel y la identidad, existe una compleja relación de superposición entre ambas pero la identidad (Vicente) se acaba imponiendo sobre la piel (Vera).








http://www.diseño.unnoba.edu.ar/wp-content/uploads/LO-BELLO-Y-LO-SINIESTRO-Eugenio-Trias.pdf

miércoles, 31 de agosto de 2011

Septiembre de Sarabanda

Liv Ullman: Me hago vieja
Erland Josephson: No, solo tienes más años.


Siempre que llega Septiembre, re-veo una película de Bergman. Es como un ritual iniciático, una profecía, una invitación al invierno. La verdad es que siempre tengo accesible la filmografía entera de Bergman en el video club de al lado de casa y nunca encuentro el momento para hincarle el diente a fondo, siempre escojo Persona, Gritos y susurros o Secretos de un matrimonio y la última desde luego, Sarabanda...
Volver a Bergman es como volver al primer año de universidad, es como cernirse de nuevo sobre las propias dudas y proyectar un sinfin de sombras que siguen queriendo que nos preocupemos de ellas, son sus personajes, huidizos, atormentados, ensimismados, heridos por la cercanía de una muerte segura, o por el silencio de un Dios injusto.